LMU AAUP Staff Solidarity Statement / LMU AAUP declaratión de solidaridad con nuestro personal

LMU-AAUP Staff Solidarity Statement

24 June 2020

We write to state our unequivocal solidarity with our staff, whose work is so vital to our own and to that of our students. While we appreciate the equanimity and care our university leadership has shown through the current crisis, we were crushed to learn of the furlough of 230 of our staff. And in the weeks that followed, we have since learned of additional cuts to hours for at least another 100 staff members. 

While the support to the LMU-AAUP Staff Solidarity Fund we have seen from around the university is a heartening and encouraging expression of our solidarity with staff, it will never be able to make up for the loss of wages, benefits contributions, or security experienced by our staff. We cannot fix the inequities of our University community through charity, and solidarity between faculty and staff demands that we stand together and support each other.

To that end we call on the university to make right the harm it has done by adopting the following:

  • Establish a formal PTO donation pool, in order to make it easier for staff to support each other;
  • Adopt flexible work from home policies for our staff, many of whom have to juggle commuting costs and increased care burdens during this crisis;
  • Designate a bilingual and culturally competent caseworker or ombudsperson to represent the interests of and to effectively and professionally translate for those staff who communicate in a language other than English;
  • Commit to reinstating furloughed workers and return workers with reduced hours to full time;
  • Adopt an equity budget, shielding the most vulnerable members of our community from harm. Such a budget enacts the mission of Loyola Marymount University by asking that the most financially privileged in the University, across the board and without exception, sacrifice more than those who are most vulnerable. Specifically, we call on the University to commit to the following:
  1. Hiring freezes, spending pauses, and budget cuts should be equitably shared, beginning with those at the top who can best afford them, over and above the voluntary 10% cuts taken by some in upper administration;
  2. A comprehensive and transparent reconsideration of all current and proposed funding and cuts across the university must be undertaken;
  3. All pandemic and future budgets must be transparently communicated to the LMU community as a whole, and made available to open comment, suggestion, and critique. Faculty and staff representatives must not be required to sign non-disclosure agreements in order to participate in budget discussions or reviews, in order to ensure that sacrifices are equitably shared.

We need the University, our University, to bring these workers back, and support their longstanding demands for a PTO pool, more flexible work from home policies, and a formal and independent ombudsperson. As faculty in solidarity with them, we urge that our colleagues be reinstated and that the entire university move to a transparent and truly equitable budgeting process now, and in the future. 

This is longer and harder work than merely donating funds, and it will call on all of us to stand united not only in support of the very principles Loyola Marymount University stands for— the encouragement of learning, the service of faith, and the promotion of justice—but also to struggle to realize these principles in practice.

LMU-AAUP Declaración de solidaridad con nuestro personal

24 June 2020

Deseamos comunicar nuestra inequívoca solidaridad con nuestro personal, cuyo trabajo es vital tanto para el del profesorado como para el de nuestros estudiantes. Mientras apreciamos la ecuanimidad y la atención que nuestro liderazgo universitario ha demostrado a través de esta crisis, nos angustió enterarnos de la licencia de 230 miembros de nuestro personal. Y en las semanas que le han seguido, nos hemos ido enterando del recorte adicional de horas que afectarán al menos a 100 miembros más del personal.

Si bien las contribuciones para beneficiar al fondo de solidaridad para el personal que hemos visto a través de la universidad — patrocinado por LMU-AAUP [LMU-AAUP Staff Solidarity Fund] — es una expresión alentadora que demuestra nuestro apoyo y solidaridad con el personal, nunca será suficiente para compensar la pérdida de salarios, ni la de las contribuciones hacia los beneficios, ni reemplazará la seguridad económica con la que debería contar nuestro personal. No podemos solucionar las desigualdades aún presentes en nuestra comunidad universitaria a través de la beneficencia, pero el espíritu de solidaridad entre el profesorado y el personal exige que nos unamos y nos apoyemos.

Con ese fin, pedimos a la universidad que corrija el daño que ha causado al adoptar lo siguiente:

  • Establecer un consorcio de donación formal de PTO (tiempo libre pagado), para facilitar que el personal se apoye mutuamente;
  • Adoptar una política de trabajo flexible para que nuestro personal trabaje desde casa, ya que muchos de ellos tienen que balancear costos de transporte junto con la carga de atender a dependientes durante esta crisis;
  • Designar a un asistente social que sea bilingüe y culturalmente competente o a un “ombudsperson” (mediador) quien sea capaz de representar los intereses de aquellos en el personal quienes se comunican en un idioma que no sea inglés y que pueda, de modo profesional, traducir y comunicarse efectivamente;
  • Comprometerse a reincorporar a los trabajadores que han recibido licencia (furlough) y devolver a los trabajadores con horas reducidas a tiempo completo;
  • Adoptar un presupuesto de equidad que proteja de daños a los miembros más vulnerables de nuestra comunidad. Dicho presupuesto promulga la misión de Loyola Marymount University al pedir que los más privilegiados financieramente en la Universidad, en su totalidad y sin excepción, sacrifiquen más que los más vulnerables. Específicamente, pedimos a la Universidad que se comprometa a lo siguiente:
  1. Las congelaciones de contratación, las pausas de gastos, y los recortes presupuestarios se deben compartir de manera equitativa, comenzando por aquellos en las escalas más altas de salario quienes se lo pueden permitir, y que estos recortes superen el 10% de recortes salariales que fueron tomados voluntariamente por algunos miembros de la administración superior;
  2. Debe realizarse una reconsideración exhaustiva y transparente de todos los fondos y recortes actuales y propuestos en toda la universidad;
  3. Todo presupuesto futuro (incluyendo aquellos que responden a la actual pandemia) deben comunicarse de manera transparente a la comunidad de LMU en su conjunto y deben ponerse a disposición de recibir comentarios, sugerencias, y críticas. No se debe exigir a los representantes de la facultad ni a aquellos del personal que firmen acuerdos de confidencialidad antes de participar en discusiones o revisiones presupuestarias, a fin de garantizar que los sacrificios se compartan equitativamente.

Necesitamos que la Universidad, nuestra Universidad, traiga a estos trabajadores de regreso y que respalde sus demandas de larga data por la creación de un consorcio de PTO, por políticas flexibles para trabajar desde casa, y por un mediador (ombudsperson) formal e independiente. Como facultad en solidaridad con el personal, impelamos que nuestros colegas sean reincorporados y que toda la universidad avance ahora y en el futuro hacia un proceso presupuestario transparente y verdaderamente equitativo.

Este llamado requiere un trabajo más largo y más duro de aquel que representa el simplemente donar fondos, y nos pide a todos que permanezcamos unidos, no sólo en el acto de apoyar los principios a los que se atiene Loyola Marymount University – la fomentación del aprendizaje, el servicio de la fe, y la promoción de la justicia – pero también para mantenernos en la lucha por el que se realicen estos principios en práctica.